Para mantener el sabor del queso, es recomendable guardarlo en el compartimiento de las verduras, envuelto en su envase de origen, en una bolsa resellable o con papel film.

Se recomienda refrigerar el queso a una temperatura baja para conservarlo por más tiempo.

Para congelar el queso, se aconseja partirlo en diferentes porciones para solo consumir lo que se necesite por ocasión.

Se sugiere no guardar el queso con otros alimentos de olor fuerte, para evitar que absorba otros aromas y pierda calidad.

Los quesos nunca deben ser colocados en la puerta del refrigerador, esto para evitar su exposición a fuertes cambios de temperatura.

Los quesos deben sacarse del refrigerador entre 20-30 minutos antes de consumirse para atemperarse y poder aceptar todas sus propiedades.

En una tabla de quesos, sitúa los quesos suaves en las orillas y los fuertes en el centro para ir de acuerdo el el sabor y propiedad de cada queso.

Se recomienda usar un cuchillo para cada queso con el objetivo de evitar la mezcla de sabores.

El queso, por su alto porcentaje de proteínas, calcio y vitaminas se recomienda en la mayoría de las dietas.

Idealmente, un queso nunca se debe servir frío, ya que la baja temperatura esconde los aromas y los sabores naturales en los quesos

El queso y la fruta forman el mejor postre, gracias a su potencial nutrimental y su gran sabor al combinarlos.

La forma en cómo se parte un queso depende de su forma y textura.

La mejor forma de catar un queso, es a través del gusto, el olfato, el tacto y la vista.

La textura de un queso nos puede hablar de su sabor. Los quesos suaves suelen ser frescos y con sabores no tan fuertes, mientras que los quesos duros suelen ser salados y de sabores intensos.